Impacto de la evolución de la Ciencia Política en la toma de decisiones políticas para hacer frente a la pandemia generada por la Covid-19
Atendiendo a la urgencia de la salud
de la comunidad humana generado por la Covid-19, se ha puesto en camino un artilugio
político de medicalización, encausado las ingentes inversiones en ciencia
y tecnología para mitigar la Pandemia. Cuyos argumentos se expondrán a
continuación.
El saber humano ha sistematizado
mediante reglas y protocolos la ciencia fáctica, tendiendo a su universalidad
cada vez más patente. Esa esfera de las estructuras científicas mediáticas está
reflejada en la cosmovisión de físicos, matemáticos, biólogos, químicos, en
gran medida, aferrados a la materia como garantía de la innovación e
investigaciones múltiples. Esta élite, no cave dudad que están exiliados de
toda esfera dogmática, política. Esta armonía constante en este estudio, según el
francés Juan Jacobo Rousseau en su códice El Contrato
Social, describe que el derecho permite con lo que el interés prescribe, a
fin de que la justicia y la utilidad no resulten divorciadas. La ambición del
interés de las grandes cupulas del poder político, de antemano están
mediatizadas mediante una regulación formal subjetiva.
La ambición por poder político y la
acumulación de riqueza, no es pensamiento innovador, ya Adam Smith
en su libro La riqueza de las naciones advertía
que la conducta económica fundada en el propio interés desencadena a través de
la mano invisible del mercado. Esto fue el afán de los Estados más potentados
del siglo XXI.
Me da la impresión que el trabajo
científico del SARS-CoV-2, causante del covid-19, formó parte de un gran poder
conspiratorio, razón por la cual, el BBC News revela que el
presidente de Estados Unidos Joe Biden, ordenó a los servicios de inteligencia
investigar los orígenes de la pandemia de covid-19, por que se ve incierto si
surgió del contacto humano con un animal infectado o de un accidente de
laboratorio.
Queda claro que desde un principio se
advirtió de este virus mortal, BBC News nos revela que el investigador
de la Universidad de Hong Kong, Yuen Kwok-yung, del gobierno de
China sabía que el nuevo coronavirus podía propagarse entre humanos. El experto
asegura haber alertado al gobierno el 12 de enero de la sospecha de la transmisión
humana del SARS-CoV-2, causante del covid-19, pero sus advertencias no se
dieron a conocer hasta el 19 de enero.
De haber sido la ambición por
controlar el planeta, no con la repotenciación de nuevas bombas
atómicas-químicas, sino con el diseño de un virus, que biológicamente
vulneraría las células del genoma humano llevándolo a su fin, haciendo que los países
asiáticos están gestionando mejor esta crisis que Occidente. Mientras allí se trabaja
con datos y mascarillas, aquí se llega tarde y se levantan fronteras, afirma
Byung-Chul Han. Pues bien, en medio de esta sociedad tan debilitada
inmunológicamente a causa del capitalismo global irrumpe de pronto el “virus”,
la sociedad aterrada y llenos de pánico, vuelve a instituir umbrales inmunológicos
y a cerrar fronteras. El enemigo ha vuelto. Ya no guerreamos contra nosotros
mismos, sino contra el enemigo invisible que viene de fuera. El pánico
desmedido en vista del virus es una reacción inmunitaria social, e incluso
global, al nuevo enemigo. La reacción inmunitaria es tan violenta porque hemos
vivido durante mucho tiempo en una sociedad sin enemigos, en una sociedad de la
positividad, y ahora el virus se percibe como un terror permanente. El miedo al
contagio de la enfermedad siempre se ha dado durante las epidemias.
El Colegio de Sociólogos del Perú,
en su antología El coronavirus y su impacto en la sociedad actual y futura,
copilado por Arturo Manrique Guzmán, afirma que detrás del miedo al contagio
está el miedo a la muerte, uno de los principales temores del ser humano
históricamente y enemigo nocivo a la vez, provocando una crisis sanitaria. Es
necesario reconsiderar nuestras formas de ser y de estar en el mundo.
En la dimensión de quien ejerce el
poder, se vuelve una praxis, un libro viviente (El príncipe), los argumentos
del cínico Nicolás Maquiavelo, «el fin justifica los
medios», manifiesta el poder de una forma descarada de cumplimiento en carne
viva en la actual modernidad. En vista de inminente suceso del despliegue de la
Pandemia, las decisiones políticas las toman los tecnocráticos de gobierno,
sean estos “autoritarios” o “democráticos”, tal es el caso de China, Rusia y
Estados Unidos. El destino de las tecno-ciencias está regida por los intereses
dominantes en el campo económico y político. Por ello las inversiones en
ciencia y tecnología se concentran hoy en la Covid-19, retomando Han nuestra
sociedad, se mide por el hiperconsumismo.
En palabras de Adam Smith, la riqueza
de los Estados magnates, como es el caso del G20, no mide que hay que salvar a
la población humana del desgarrador asesino virológico del Covid-19, sino que
es el momento más oportuno para aumentar sus riquezas, atendiendo al inmenso
control que tienen sobre el globo terráqueo. He aquí el estilo maquiavélico de la
toma de decisiones políticas sobre los gobernados. No miden el incremento de la
deuda externa de los países subdesarrollados, la inminente crisis sanitaria e
inmunológica.
Del desarrollo tecnificado de una
serie de antivirus y sus vacunas, incluyendo equipos para controlar la Covid-19,
ha engrosado enormemente las arcas de los países más ricos del mundo, razón por
la cual secretario general de la ONU, António Guterres, pidió a los Gobiernos
que establezcan un impuesto para los ricos que se han beneficiado
económicamente durante la pandemia con el fin de reducir las desigualdades.
Llego a considerar, que hemos
aprendido a convivir con el virus¸ el de no extrañarse ante la muerte y
al miedo, de verse sumergidos en un profundo dolor cuando un congénere se nos
va. A raíz de esta Pandemia, ha surgido la pandemia de la soledad,
alrededor del mundo, el ser humano ha descubierto en plena crisis del coronavirus,
que la peste del olvido que castigó a Macondo, el pueblo ficcional de
Gabriel García Márquez, es en hora buena, la novela actual de nuestra
existencia, el relato vivido de Santiago de Ernest Hemingway en alta mar.